Con su exclusivo techo dentado, el invernadero dentado supera a los invernaderos tradicionales en cuanto a ventilación, iluminación y control de temperatura y humedad. La clave para obtener tomates de alta calidad y alto rendimiento reside en combinar estas fortalezas estructurales con técnicas de trasplante precisas.
Ventajas estructurales básicas
La mayor ventaja del invernadero dentado reside en sus ventilaciones segmentadas: cada "dentado" cuenta con una ventilación independiente, ajustable para evitar la humedad alta (una causa principal del moho gris y el tizón tardío). Su techo también distribuye la luz uniformemente, lo que favorece la supervivencia de las plántulas, mientras que los amortiguadores entre la pared y el techo estabilizan las temperaturas (reduciendo la pérdida de calor en invierno y la radiación térmica en verano).
Coincidencia precisa de trasplantes
- Planificación de la zonificación: Plante variedades vigorosas (p. ej., "Jinpeng n.° 1") en las zonas con menos luz y las moderadas (p. ej., "Zhongza n.° 105") en la zona central con más luz. Deje surcos de 30 cm bajo las rejillas de ventilación para facilitar la circulación del aire.
- Densidad y espaciamiento: Adapte el espacio entre respiraderos (4-5 m) estableciendo un espacio entre filas de 1,2 m y un espacio entre plantas de 35-40 cm (3-4 filas por cobertura de respiradero) para equilibrar la ventilación y el uso del espacio.
- Control post-trasplante: Durante los primeros 7 días, cierre las rejillas inferiores y abra un tercio de las superiores para mantener una temperatura de 25-28 °C (lo que favorece la recuperación radicular). Una vez establecidas, abra más rejillas si la humedad supera el 70 %, acompañándolas con riego por goteo (riegos pequeños y frecuentes) para mantener la tierra húmeda, pero no encharcada.
Coloque cinta de goteo a lo largo de las filas de trasplante (salidas dirigidas a las raíces) para vincular el riego con el flujo de aire de ventilación: esto reduce el tiempo de recuperación de las plántulas en 2 a 3 días y eleva las tasas de supervivencia a más del 95%, allanando el camino para obtener altos rendimientos.